TRAGEDIAS EN SUBMARINOS

Ya sabemos que el mar es un entorno muy peligroso incluso hoy día para la navegación, pero cuando se trata de navegar bajo el agua todo se vuelve mucho más complicado.

La navegación de los submarinos no esta sujeta tanto al oleaje como en los barcos de superficie, sin embrago la tremenda presión que debe soportar el casco resistente de un submarino le hace muy vulnerable, ya que la simple profundidad a la que navegue produce la carga del agua sobre el casco hasta el punto de que sobrepasada la profundidad máxima a la que se diseña el submarino este implota, es decir, revienta hacia adentro aplastado literalmente por el agua.

En inmersión la presión no afecta solamente al casco, que parece más sencillo de resistir al ser este un cilindro de acero resistente, sino a otros componentes como juntas, válvulas, schnorkel, el periscopio... que también pueden reventar.

Los submarinos suelen tener una cota máxima de inmersión de unos 300m de profundidad, quizá alguno nuclear pueda algo más, se dice que los rusos bajaban hasta los 500m... pero aunque es mucho en ambos casos frente a la presión que debe resistir el casco y sobretodo para esconderse y eludir ser detectado o atacado, no parece que sea mucha profundidad frente a los 4.000 m a la que se encuentra hundido el Titanic, o los 5.500 m de los portaaviones hundidos en Midway, lo que quiero decir, es que los océanos en su mayoría son mucho más profundos y que un accidente que lleve al submarino a bajar más de la cuenta hará inevitablemente que reviente su casco.

De todas formas todo se vuelve más complicado en el interior de un submarino pues hay menos espacio, menos oxigeno, los compartimentos estancos son longitudinales, lo cual en caso de inundación puede hacer que pese demasiado la popa o la proa siendo muy difícil compensar. Sin embargo lo peor es el fuego. El fuego en un lugar pequeño y cerrado como un submarino además del propio daño evidente que resulta de quemarse todo es que puede consumir el oxigeno rápidamente y por otro lado afectar seriamente a la capacidad que el buque pueda tener de poder salir a la superficie.

Por último un rescate de un submarino es mucho más complejo, primero porque si estaba sumergido antes, no siempre es fácil de localizar, pues su misión suele ser esconderse, por otro lado volvemos al problema de la profundidad, siendo imposible salir de él y pese a las escotillas estandard para conectar en ellas cámaras de salvamento el submarino debe estar en una posición más o menos adrizado es decir no inclinado pues en ese caso no se podrá conectar.

Tambien es importante qué daños haya sufrido el submarino siniestrado pues de nada sirve el rescate si se ha inundado totalmente o parcialmente y por el compartimento de acceso, ya que un submarino es un tubo dividido en compartimentos y si uno de ellos central se inunda no se podrá pasar a los otros, quedando dividido y bloqueado el paso.

Veamos ahora los principales accidentes sufridos y por tanto no hundimientos en combate. Uno de los mas conocidos gracias al cine es el del K19 ruso. Realmente fue un accidente nuclear y que fuera un submarino era secundario pues por suerte pudo salir a superficie y sus tripulantes abandonar la nave para evitar la radioactividad de su interior, aunque muchos ya habían estado expuestos a ella. El K19 era un submarino de la clase Hotel y el accidente ocurrió el 4 de julio de 1961. No se hundió.

El K129 de la clase Golf, un SSBN, desapareció sin dejar rastro a unos 3000 km de Hawái. la flota rusa lo buscó pero no lo encontró. El entonces presidente americano Nixon se propuso encontrarlo gracias a la red de vigilancia SOSUS que logró localizar donde se podía haber hundido, por el sonido de la explosión que registraron. No se salvó nadie. La CIA con el buque Glomar Explorer entre 1974 y 1975 y con el pretexto de empresa minera lo encontró y logro sacar la sección de proa con el objeto de obtener un misil nuclear ruso SSN 5 en plena Guerra Fría. Por supuesto en el más absoluto secreto. No se sabe exactamente lo recuperado pero si incluía varios cadáveres, con mucha radiactividad.

El 12 de abril de 1970 en el golfo de Vizcaya y a menos de 500km de la costa española se hunde a 4.700 m de profundidad el K8, de la clase November y de propulsión nuclear debido a un incendio cuando estaba en inmersión y aunque pudo emerger y salvar a la tripulación luego durante las maniobras de remolcado se hundió con 52 personas a bordo.

El 3 de octubre de 1986 se incendiaba y explotaba el K219, un SSBN de la clase Yankee, aunque la tripulación pudo ser rescatada. El pecio nuclear esta a 5.000 m de profundidad.

A finales de los ochenta, el 7 de abril de 1989, el también submarino ruso Komsomolets K278 se incendió y se hundió  con 41 tripulantes muertos. Fue un accidente nuclear también ya que posteriormente rusos y noruegos han ido sellando el pecio para evitar fugas radiactivas. Este buque tiene la singularidad que estaba construido con titanio, para hacerlo más resistente y se lograba con ello alcanzar cotas de 1300 m de profundidad.

En agosto del año 2000 la tragedia fue peor, para la armada rusa, durante unas maniobras un submarino clase Oscar SSGN es decir, lanzamisiles de crucero se hundió. Durante varios días se ocultó al mundo y no se pidió ayuda, sin embargo en su interior en algún compartimento estanco quedaban vivos varios marineros. Tras unos días de vacilaciones se pidió ayuda a occidente donde algunas empresas especializadas en rescates submarinos podían ayudar, pero ya era demasiado tarde, el oxigeno se acabó y se dejaron de oír golpes procedentes desde el submarino. Hundido a no demasiada profundidad hubiese sido quizá posible el salvamento. Posteriormente se recupero del fondo del mar el pecio del Kursk K141, como se llamaba este submarino. El origen de la tragedia había sido la explosión accidental de un torpedo en su interior en la parte de proa del sumergible.

Por el bando norteamericano también tenemos varios accidentes, el primero llega el 25 de agosto de 1949 por parte del submarino diésel SS345 USS Cochino, al que se le incendian y explotan las baterías, pero la tripulación consigue salvarse abandonando el sumergible. Después se hunde en el mar de Noruega.

En 1958, el USS Stickleback SS415 colisiona cerca de Hawai con el destructor de escolta USS Silverstein el 29 de mayo cuando emergía de emergencia, aunque la tripulación pudo salvarse y el submarino hundirse después. También era de propulsión diésel.

Pero los siguientes accidentes sufridos por la Us Navy si que acaban en dos graves tragedias. El 10 de abril de 1963 durante las pruebas de mar del modernísimo y cabeza de serie de unos nuevos sumergibles, el SSN593 USS Thresher se hundió en la costa de Connecticut sin dejar rastro. Desde tierra se mantenía comunicación con el buque cuando se decidió aumentar la profundidad de la inmersión, al poco tiempo se pudo oír un grave crujido y cesó la comunicación. El casco resistente del Thresher se había aplastado por la presión del agua. Todos sus tripulantes perecieron. Por supuesto además era de propulsión nuclear.

Cinco años después el SSN589 USS Scorpion, de la clase Skipjack desapareció cerca de las Azores con toda su tripulación sin dejar rastro. Todos perecieron igualmente y era a su vez de propulsión nuclear. Años después se logró encontrar el pecio partido y tomar alguna fotografía a gran profundidad.

Francia perdió dos submarinos diésel en el Mediterráneo de la clase Daphné debido a un fallo en el schnorkel y por poco pierde un tercero de no ser por la rápida actuación de su tripulación. Los que se perdieron eran los Euridyce S644 y Minerve S647 el 4 de marzo de 1970 y el 27 de enero de 1968 respectivamente. No hubo supervivientes en ninguno de los dos casos.

España durante unas maniobras en Baleares y frente a Soller perdió al submarino C4 al ser abordado cuando emergía por la proa del destructor Lepanto. Toda la tripulación del submarino desapareció con él al partirse en dos y hundirse rápidamente.

Ahora ha sido el ARA San Juan, del que tampoco se ha salvado nadie, primero porque no se ha localizado el pecio, y además porque el tiempo es fundamental ya que el oxigeno se acaba. Al cabo de unos días la búsqueda ya no es para rescatar a nadie, sino para encontrarlo y saber qué ha ocurrido, ya que es tarde para las personas. En esta caso parece ser que han podido explotar las baterías estando en inmersión. Los daños causados y si tras la explosión seguía habiendo supervivientes es muy difícil de saber, por otro lado, de hundirse y caer al fondo hay que tener en cuenta que a partir de los 300 m de profundidad el casco se aplasta ya que suele ser la cota máxima de este tipo de buques. Si navegaba por una zona cercana a la plataforma continental puede salvarse, pero si cae al abismo nada se podrá hacer.


Fuente: La Nación, Armada Argentina

En combate hay casi dos millares de submarinos hundidos por todo el mundo, solamente los alemanes en la Segunda Guerra Mundial perdieron cerca de 1000 submarinos y unos 35.000 tripulantes en ellos. es una auténtica barbaridad estas cifras. En combate al dar con una mina, por un torpedo, cargas de profundidad, abordado por otro buque, atacado por aviones... incendio, inundación... o falta de oxigeno por acabarse o por envenenamiento de la tripulación por CO2... cualquier motivo, pero las pérdidas están ahí.

En tiempos de paz como vemos también hay pérdidas, por multitud de causas y solamente cuando el submarino consigue por sus propios medios salir a superficie se logra salvar la tripulación. El rescate de un submarino perdido es muy complicado por desgracia y el tiempo es vital.









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